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Editor de sección: Nicole Acosta
Reportería: Lady Guzmán, Emily Castelo y Fabricio Corrales
Editor multimedia: Brandon Garcés
Foto reportero: Henry Simbaña, Paola Pastuña y Joseph Quimbiulco
Entre las calles Amazonas y Japón, en el parque La Carolina, al norte de Quito, encontramos a Renzo Yánez, un deportista con discapacidad que se desplaza con destreza por las instalaciones de entrenamiento del equipo de baloncesto paralímpico de la ciudad. Las bodegas están aseguradas con candados y sistemas de doble seguridad, ya que el 27 de agosto de 2023,
el lugar donde los jugadores de la Fundein (Fundación para el Desarrollo e Innovación Integral de las Comunidades) almacenan su material deportivo fue objeto de un robo. "Aún se puede observar el deterioro en las puertas, las cuales fueron forzadas, dañando las cerraduras y la estructura metálica. Además, los soportes de los sanitarios fueron destruidos,
dejándonos sin un baño en condiciones funcionales", relata Renzo con indignación.
Fundein es una fundación sin fines de lucro dedicada a apoyar a todos los grupos vulnerables. Creó un proyecto de escuela de baloncesto denominado Ciudad Quito para personas con discapacidad. Diego Jaramillo, quien dirige el equipo y cuenta con 14 años de experiencia en cargos directivos, también es jugador de este deporte y tiene discapacidad. Comentó sobre el robo: "Nuestros entrenamientos son los jueves, sábados y domingos. Los delincuentes se llevaron siete sillas de ruedas adaptadas. Estas sillas tienen una inclinación de 70 a 75 grados que permite estabilidad en caso de golpes y choques durante el deporte. Además, cuentan con un parachoques que evita que nos lesionemos entre compañeros durante la práctica deportiva. Estas personas no tienen idea del daño que nos hicieron al robarnos. Hemos solicitado ayuda al Municipio y a la (Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas) EPMMOP, pero no hemos recibido respuesta para un apoyo mayor en seguridad".
"Antisociales robaron sillas de ruedas de personas con discapacidad que juegan básquet en el parque La Carolina, en Quito" fue el titular del diario El Universo y de otros medios de comunicación que cubrieron la noticia y se difundió rápidamente. El Municipio de Quito, la EMMOP e incluso la casa de apuestas Ecuabet se pronunciaron y dijeron que iban a brindar su total apoyo a los afectados. Sin embargo, han pasado ocho meses y no volvieron a pronunciarse.
Marco Tumbo, persona con movilidad reducida, integrante de este grupo deportivo desde su fundación y afectado por el robo, expresó su sentir: "Se llevaron mis ilusiones, ya que con mucho esfuerzo compré esta silla. La silla no solo me servía a mí, sino que también la prestaba. Además, hemos pedido a las autoridades que no nos abandonen, que el espacio que se nos ha dado nos permita obtener un convenio de uso oficial. De este modo, no ser una carga para el municipio y podamos gestionar ayudas de empresas privadas."
Hablamos con María del Mar de la Cruz, quien pertenece a Rotaract Quito Latitud Cero, un grupo de jóvenes comprometidos con el servicio y que ha donado balones de basket a los jugadores. “Nos encontramos con este equipo de personas con discapacidad que han hallado en este espacio un motivo para ser felices. Mediante el deporte, buscan una manera de olvidarse momentáneamente de todas sus penas, dificultades y dolores. Estas personas encuentran en sus compañeros su confort, su familia y la gente que verdaderamente los entiende. Los chicos necesitan mucha ayuda, no solo económica. Ellos aportan con todo su esfuerzo 100 dólares mensuales para poder guardar sus sillas, usar las instalaciones, y, lamentablemente, sus sillas fueron robadas. Con sus propias contribuciones, poco a poco, han instalado cámaras de seguridad y también candados. Hacen un gran esfuerzo por mantener su lugar, y nosotros solo aportamos con un granito de arena para ofrecerles su herramienta de felicidad, que son los balones”, comentó María del Mar.
Benjamín Andrade, de 30 años, padece de espina bífida tipo 2, una condición que limita su movilidad. A pesar de esto, ha encontrado en el baloncesto paralímpico una vía para superarse y conectarse con otros. Desde hace un año, es miembro activo del equipo y fue uno de los afectados por el robo de las siete sillas de ruedas adaptadas en La Carolina. Comenta que, debido a su condición y la de sus compañeros, debería haber más apoyo, ya que las personas sin discapacidades no comprenden plenamente sus desafíos. Benjamín desearía contar con más respaldo para evitar estas situaciones, porque sin el equipamiento adecuado, el grupo se desmoronaría. Aspira a competir y sería un sueño para él participar con equipos oficiales.
Para estos atletas, el baloncesto paralímpico es mucho más que un juego; es un pilar de fortaleza y comunidad. Al observar sus prácticas, los jugadores del equipo Ciudad Quito, equipados con sus sillas de ruedas especialmente adaptadas, exhiben una habilidad y coordinación asombrosa. Con cada pase y movimiento en la cancha, demuestran una resiliencia impresionante. A pesar de la falta de soportes adecuados y las dificultades enfrentadas por el robo de sus equipos, estos atletas transforman cada segundo del juego en un testimonio de determinación y pasión por el deporte. Este no es solo un partido de baloncesto; es una celebración de la capacidad humana y el espíritu inquebrantable.
En respuesta a la petición de los deportistas a las autoridades para prevenir futuros robos, Analía Ledesma, concejala de Quito por el movimiento Izquierda Democrática, comentó que, tras el suceso, no ha habido ninguna fundación que se haya acercado a realizar las donaciones necesarias para este deporte. No solo faltan las sillas, sino también un mantenimiento de las canchas, que presentan fisuras e inundaciones que impiden la práctica adecuada del deporte. Además, mencionó la concejala, hay problemas con las baterías sanitarias, que son las únicas en el parque La Carolina adaptadas para personas con discapacidad y que también han sido robadas, quedando inutilizables.
Los moradores buscan respuestas a estos problemas. Están a la espera de que la EPMMOP confirme las fechas en las que se realizarán los arreglos y se brinde seguridad y apoyo. Dentro de la normativa legal vigente, se espera otorgarles un comodato para que puedan tener la responsabilidad del espacio, al igual que las ligas de futbol y el jardín botánico. Cabe destacar que la ordenanza de Quito, ciudad inclusiva, que inició hace tres años y que está almacenada en la Comisión de Inclusión, facilitará la vida de las personas con discapacidad en cuanto a accesibilidad en calles, transporte, y para este tipo de situaciones dentro del distrito metropolitano. A pesar de ser una norma nacional, no se cumple adecuadamente.
Se pudo conocer que los delincuentes que robaron las sillas de ruedas han pedido un rescate, que además de ilegal, está fuera del alcance de los deportistas. Lo único que recibieron del Municipio es la reparación de las puertas de las instalaciones, que fueron dañadas por los delincuentes. Sin embargo, las sillas no estuvieron dentro del presupuesto.
La inseguridad persiste. En declaraciones de los oficiales más cercanos de la Comandancia General de la Policía Nacional, ubicada en la Avenida Río Amazonas, se mencionó que vigilan el parque de 8:00a 18:00. Indicaron que están para servir y ayudar a la comunidad, pero solo hasta las 6 de la tarde. A partir de las 7 de la noche, el parque se vuelve inseguro dado que solo cuenta con la vigilancia de 10 policías, quienes no pueden cubrir toda el área. Además, mencionaron que, aunque hay luz en las vías principales del parque, la iluminación es insuficiente en ciertas áreas.
A pesar de las promesas iniciales de apoyo por parte del Municipio de Quito, la EPMMOP y otras entidades, la ayuda para resolver la situación de los afectados ha brillado por su ausencia. La falta de respuesta a las necesidades específicas de estos deportistas, tanto en términos de seguridad como de reposición de equipos robados, refleja una clara negligencia por parte de las autoridades.
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