top of page
mediafacso

EL GRAFITI, ENTRE LA INSURGENCIA Y EL ORNATO

Actualizado: 26 feb 2023


“Di que eres artista urbano, suena más bonito”


En las afueras del Parque La Cuchara, en la avenida Velasco Ibarra, en el centro oriente de Quito, cinco personas realizan un mural. Por el lugar pasa un transeúnte, se detiene y empieza a ver con atención la obra. Le preguntamos qué piensa. Menciona que le parece interesante que se ocupe este tipo de espacios para el arte: “es bueno para que las personas que van en bus o auto puedan verlo, sino solo los grafiteros rayan cosas que no se entienden”, dijo. Sin embargo, lo que el ciudadano no sabía es que quien realizaba la obra era Isaac Ushiña, un grafitero y muralista, que actualmente trabaja para el Municipio de Quito.

Mural referente a la mujer en acción. Fotografía: Milton Reyes.

Pese al ruido ensordecedor de los carros, Isaac nos concede una entrevista y nos cuenta que le dicen “Lápiz” y que se involucró en el mundo del grafiti desde muy joven. Relata que antes, y ahora en menor medida, las personas le han catalogado como vándalo, pero que eso no le genera incomodidad, sino que ha acrecentado su pasión por el grafiti. Al preguntarle acerca del mural, responde: “lo que queremos plasmar es a la mujer en acción, a la mujer que todo lo puede, la que no tiene limitaciones. Ayudar a minorar los femicidios, la violencia y los maltratos contra ellas”.

Isaac cree que, al relacionar al grafitero, de manera errónea, con el vandalismo, ha condicionado la forma en cómo lo ven y tratan: “muchas veces las personas del Municipio que nos contratan saben que somos o éramos grafiteros, y dicen que no nos nombremos así, sino que digamos que somos artistas urbanos, porque suena ‘más bonito’. La gente lo relaciona con otras cosas y lo van a malinterpretar”.

Pese a que algunos grafiteros se toman las paredes, portones o muros, según Lápiz, no siempre es así. Él cuenta que también existen permisos y acuerdos con los dueños para plasmar algo que guste a ambas partes. Así mismo, cree que en Quito sí existen espacios destinados a los grafitis, pero que las autoridades lo hacen por compasión, ya que no los formalizan, tan solo designan los sitios como forma de hacerlos encajar en la sociedad.

Isaac trabaja junto a compañeros suyos e impuestos por el Municipio. Fotografías: Juan Fernando Chaluis y Jhonathan Duarte.


Isaac ya había hecho obras para el Municipio y, pese a tener puntualidad en la paga y cierta estabilidad trabajando para esta entidad, cree que trabajar de manera independiente le resulta mejor. Esta vez, él no trabaja solo, a su lado se encuentra un supervisor del Municipio que también es muralista, dos pintores de brochas y un amigo suyo grafitero.

Mientras indica a uno de sus compañeros cómo detallar el cabello de una de las mujeres plasmadas, Lápiz comenta acerca del grafiti: “nadie se levantó con la intención de hacer un crimen por pintar. Alguien se levantó porque tenía que decir algo, porque algo estaba pasando. El grafiti nace de la expresión, esa es la primera característica. Muchas veces dicen ‘eso es un crimen’, pero nadie investiga el contexto de un barrio, quizá alguien se está muriendo, y esa es su forma de pedir ayuda".

Aparte de guiar la obra, Ushiña también capacita y enseña técnicas a jóvenes interesados en el grafiti. Asegura que el mundo de los grafiteros es un lugar para personas que no encuentran un espacio donde encajar. Además, comenta que, en el contexto actual, el grafiti no tiene relación con las pandillas y que es el arte de la expresión callejera, donde diferentes pensamientos, formas y estilos se manifiestan.

En medio de la charla, llegan personeros de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (EPMMOP). Isaac y su equipo de trabajo habían quedado en dar una entrevista para promocionar la obra que se está realizando. Lápiz se despide, no sin antes comentar: “tengo que decir a veces que soy artista urbano, pero soy más grafitero”.


“Muchos creen que los grafiteros estamos relacionados con pandillas, pero no es así”

Grafiti cultural promoviendo el Hip Hop. Fotografía: Juan Fernando Chaluis.

Ángel Pilliza es instructor de defensa personal, mecánico de bicicletas y, también, grafitero. “Gelo”, como lo conocen, vive en la Aída León, barrio al sur de Quito. Él, después de entregar una bicicleta, se dispone a realizar un grafiti en la pared de una casa abandonada. Carga una maleta, una escoba, una silla, un tarro de pintura, un mini parlante y un traje impermeable para evitar ensuciarse. Ya tiene en mente qué va a hacer y cómo procederá. Sincroniza su teléfono con el parlante y pone hip hop para armonizar el lugar, pues cree que necesita música para trabajar de mejor manera.

Al ritmo de Saña y Maña, de Guanaco Mc, músico reconocido en la escena musical ecuatoriana, desembolsa sus latas de aerosol que trae en la maleta, toma la lata de color café, la agita, se sube a su silla y comienza a rayar las primeras líneas onduladas. Después de eso, destapa el tarro de pintura que traía consigo y dice: “solo hay poca, pero es suficiente, con un poco de agua, alcanza”.

Gelo, realiza un grafiti en una pared abandonada en la Aída León, al sur de Quito. Fotografías: Juan Fernando Chaluis.

El sol empieza a ser incomodo, pero para él no lo es, puesto que sigue con lo planificado y se dispone a revisar si está haciéndolo bien. Termina de pintar el interior y, nuevamente, toma el aerosol café y escribe: “HIP HOP”. Esta vez, lo hace con un tipo de letra diferente. Sin detenerse, toma una brocha y pinta el interior de la palabra. Mientras tanto, relata que esto lo hace como forma de distracción, que para nada es un vándalo, y que busca darle color o algún tipo de sentido al barrio: “algunos guambras solo rayan y ya, no ayudan ni aportan mucho a la zona”. Narra, además, que encontró en el grafiti una forma expresarse, debido a que en su casa era incomprendido.

Tras una breve inspección a lo lejos, Ángel saluda a sus amigos que pasaban por el lugar. Después de aquello, busca la lata de color amarillo y realiza trazos largos y delgados al interior de la palabra HIP HOP. Mientras lo está haciendo, un vecino sale de la casa de al lado, se limita a ver y regresa a su hogar. Gelo solo sonríe y dice: “piensan que estoy haciendo algo malo. Muchos creen que los grafiteros estamos relacionados con pandillas, pero no es así. Hay casos, pero no somos todos”.

Luego de dar los rayones finales, plasma su tag (firma personal que distingue a los artistas, conocido como tagger) con un pequeño mensaje: “Rules of the Street” (reglas de la calle). Ángel cree que en la calle se forja una persona que no es entendida y que las paredes son el espacio para expresar el sentir y la inconformidad con la sociedad, las autoridades y la gente.


***

El grafiti es una expresión de arte callejero en la historia de varias ciudades y Quito no se queda atrás. De alguna manera, el grafiti ha modificado el paisaje urbano de la capital. Las reacciones que genera en la gente varían en función de su punto de vista. Para algunos es arte, mientras que para otros es vandalismo.

Según Diario Primicias Ec, en su nota, “Murales y graffitis, el arte urbano entre la ilegalidad y la apropiación de la ciudad”, del 28 de julio de 2019, el grafiti en el Ecuador tuvo su génesis en los 2000, después de la crisis bancaria y de la migración de compatriotas hacia Estados Unidos y Europa. A partir de ahí, los hijos de migrantes lo incorporaron a la cultura popular ecuatoriana.

Infografía: tipos de grafitis. Realizada por: Michelle Chicaiza.

Los grafiteros normalmente ocupan paredes, portones, muros, postes o también casas abandonadas. Los diseños oscilan entre ilustraciones abstractas, mensajes políticos, sociales o culturales; sin embargo, la mayoría de la gente piensa que lo hacen por llamar la atención o por estropear la estética de propiedades ajenas.

Cuando en septiembre de 2018, los vagones del Metro de Quito amanecieron pintados, se generó un intenso debate sobre el grafiti en la ciudad, pues a raíz de aquel hecho, el municipio destinó 80 espacios para el arte urbano. Sin embargo, de acuerdo con la Ordenanza Metropolitana No. 0332, las personas que realicen grafitis en bienes públicos o privados pueden ser sancionadas con una multa del 50% de la Remuneración Básica Unificada, en este caso, 225 dólares.

Video:


24 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page