Entre el dolor y la pasión: el viaje del futbolista Alexis Villamil

El miércoles 17 de mayo, desde las gradas del Estadio Pelileo, la “Furia norteña”, como se conoce a la hinchada del Imbabura S.C., festejó la victoria de 2-5 como visitante ante Chacaritas por la fecha 10 del Campeonato Ecuatoriano de Fútbol de la Serie B. En el equipo imbabureño destaca el joven delantero Alexis Villamil.

En la mayoría de los clubes, los futbolistas no proceden de una misma ciudad, sino que hay quienes dejan todo por perseguir su sueño en otro lugar. Por ejemplo: estudios, familia y amigos quedan atrás cuando van en busca del anhelado fichaje.

Conversamos con Alexis, quien tiene 21 años y es oriundo del cantón El Carmen, provincia de Manabí. Nos contó que actualmente juega como delantero centro en el Imbabura S.C., equipo de la Serie B del fútbol ecuatoriano. Sin embargo, tuvo que recorrer un largo camino, pasando por diferentes clubes como Atlético Saquisilí, C.D. Espoli, Independiente Jr., Libertad F.C y C.D. La Unión.

Un vistazo al entrenamiento de Alexis. Foto: internet, sa.

Su pasión por el fútbol empezó a los siete años, cuando recorría las calles de su barrio acompañado siempre de un balón. Después, inició sus entrenamientos en una escuela de El Carmen hasta los 12 años, cuando viajó a Guayaquil para integrarse a la Sub-12 del C.S. Emelec. “Me fui a Guayaquil solo, vivía por el Guasmo Sur con unos amigos que eran más grandes que yo, pero las cosas no se dieron como esperaba”, dijo el futbolista. A los 13 años viajó a Quito para integrarse al Cuniburo F.C., equipo de la Serie B afiliado a la Asociación de Fútbol No Amateur de Pichincha. Al principio, vivía en una casa club en Pomasqui y entrenaba dos horas diarias, sin embargo, en aquel lugar la comida era escasa.

En 2017, conoció a Klever González, profesor de educación física, quien lo acogió en su casa y le facilitó los recursos para continuar con su carrera deportiva. Desde entonces, Alexis vive con Klever y su familia en Carapungo. La carrera de Alexis no fue sencilla, dejó sus estudios para dedicarse de lleno a sus entrenamientos. Todos los días entrenaba en el parque Fundeporte, en Chillogallo. “Era muy tedioso por el tráfico y tenía que viajar de extremo a extremo todos los días, pero no me importaba, siempre entrenaba. En Guayaquil era igual, vivía en el Guasmo y entrenaba en el parque Samanes”, señaló.

Una pausa en el entrenamiento. Foto: internet, sa.

A finales de 2021, Alexis estaba en busca de un equipo luego de que C.D. La Unión quedara eliminado. Después de haber pasado por algunos clubes, su último intento fue viajar a Ibarra para probar suerte en el Imbabura S.C. “Era mi última oportunidad, si no se me daba, me iba a estudiar”, dijo. Sin embargo, en aquel viaje conoció al técnico Joe Armas, quien lo dejó participar en el Imbabura en un amistoso como titular y, debido a su buen desempeño, le dieron un contrato. En febrero de 2022, se incorporó a las filas del club con el dorsal número 70.

A pesar de pertenecer a un club, los futbolistas deben esforzarse para obtener un lugar en la alineación titular. “Es difícil estar en la alineación porque hay mucha competencia, pero recuerdo que salté de felicidad cuando vi mi nombre en la lista del primer partido del año frente al Manta”, comentó Alexis.

Alexis con sus compañeros del ISC. Fuente: cuenta de Instagram del jugador.

Según el Reglamento de Competiciones de la Liga Pro, al finalizar el campeonato, los dos mejores equipos de la Serie B ascienden a la Serie A para disputar el torneo de la siguiente temporada. El Imbabura se ubica en segundo lugar de la tabla de posiciones de la Liga Pro de la Serie B, con 19 puntos y aspira llegar a la primera categoría este año. “Tenemos una buena racha y estamos con ese sueño de ascender a la Serie A”, señaló Villamil.

Alexis entrena cinco días a la semana con el club, los dos días restantes corresponden a un día libre y al día del partido. "Mis partidos son martes, miércoles o jueves, y el día libre, por lo general, es jueves o viernes, nunca fin de semana”, dijo. El fútbol, al igual que cualquier disciplina deportiva, requiere de mucho esfuerzo, dedicación y sacrificio, así como también de contar con espacios adecuados para llevarlo a cabo de manera profesional.

En Ecuador, cada club tiene su proceso de selección desde sus divisiones formativas, sin embargo, depende de los futbolistas adaptarse a las condiciones físicas y técnicas que exigen los directivos de cada club y su cuerpo técnico. Según una nota del diario Primicias, esto hace parte de los sacrificios que conlleva debutar en el fútbol profesional. Así mismo, el diario señaló que en 2022 hubo 115 ecuatorianos en el exterior. Sin embargo, este número se redujo un 23% en 2023 a 89 futbolistas jugando en 26 países del mundo, debido a la repatriación de algunos jugadores.

Pese a esto, no todos los futbolistas que intentan tener una carrera profesional logran culminarla. Según un estudio del diario deportivo AS y del analista técnico y exfutbolista, Vicente Moreno, tan solo uno o menos de cada 1.800 niños federados en categorías inferiores consigue llegar a primera división. Es decir, el 99,8% de los futbolistas que pasan por formativas de equipos y escuelas de formación no llegan a ser profesionales. No obstante, el socio-director de Promoesport (España) y embajador de la campaña de estudios a jóvenes jugadores que no consiguen su sueño, Javier Cordón, menciona: “Pese a que debutar en una liga profesional no es seguro, muchos jóvenes dejan sus estudios por un tema de responsabilidad social corporativa. En el Ecuador, el abandono escolar es muy elevado y entre los futbolistas es un problema más agudo”.

Los compañeros de Alexis, de la casa Club en Pomasqui, no corrieron con su misma suerte, pues todos ellos abandonaron su sueño. “Tuve la suerte de conocer al profe Klever, si no fuera por él no sé qué sería de mi vida. Yo creo que no seguiría jugando, al igual que todos mis compañeros de la casa Club”, finalizó. Como Alexis, en el Ecuador hay muchos futbolistas que desde temprana edad anhelan jugar en un club profesional, pero el camino implica riesgos y circunstancias que no todos pueden atravesar.