La ciberadicción amenaza a las nuevas generaciones
- mediafacso
- 2 ago 2023
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 4 ago 2023
Redacción: Andrea Almeida, Valeria Anahuarqui y Monserrath Morán
Fotos: Angello Marca
Infografía: Diana Minchala
Esta mañana, como ocurre en su vida habitual, Santiago toma su teléfono celular apenas se despierta. Tiene 18 años y estudia relaciones internacionales en la Universidad de las Américas (UDLA). Antes de siquiera desayunar, ya ha revisado varías páginas de redes sociales y ha interactuado con sus amigos a través de WhatsApp. Después de un momento decide levantarse y bañarse mientras escucha su música favorita. Al salir de la ducha se prepara para su día, sin quitarse los audífonos, escuchando más música o mirando videos en alguna red. Incluso en clases, mientras su profesor explica un tema de economía global, Santiago continúa deslizándose a través de las redes sociales. A la hora del receso se reúne con sus compañeros para almorzar y, aunque conversa con ellos, todos continúan absortos en sus dispositivos, incluso son capaces de interactuar mediante internet al mismo tiempo que están uno junto al otro.
En su viaje de regreso a casa continúa escuchando música y revisando sus mensajes. Al llegar a casa, cambia a una pantalla más amplia, ya que deja el teléfono a cargar y usa su laptop para realizar trabajos de la universidad y para jugar videojuegos. Cena con su familia sin desconectarse del todo de su smartphone, a pesar de las insistencias de su familia. Al momento de ir a dormir, se acuesta con el teléfono y mira videos, a veces hasta quedarse dormido.
Santiago nos comenta, con su celular en la mano, que este hábito poco saludable ya le ha causado inconvenientes en su desempeño académico y en su vida familiar. Respecto de sus amigos, Santiago dice: “no hay mucho problema porque ellos también tienen comportamientos similares”. A pesar de estar rodeado de otros jóvenes con comportamientos parecidos, él cree que ha llegado a una situación límite y que excede el uso normal, por lo que está considerando buscar ayuda profesional.
Ante esta problemática, la doctora Marlene Santillán, psicóloga clínica y psicoterapeuta del Hospital Pediátrico Baca Ortiz, destaca la importancia de establecer horarios y tiempos específicos para el uso de dispositivos electrónicos. “Es fundamental que los niños menores de 10 años no pasen más de 30 minutos viendo contenido educativo en dispositivos electrónicos. Los adolescentes también deben aprender a utilizar la tecnología de manera responsable. Es esencial que los jóvenes aprendan a enfrentarse a situaciones sin depender constantemente del celular y sepan regular su tiempo en la tecnología de manera saludable y consciente” expresó la psicóloga. Estos límites, recalca, deberían ser enseñados desde edades tempranas y mantenerse hasta la adolescencia e incluso la adultez. Pero ¿Cómo surge esta nueva adicción y por qué?
Actualmente, gran parte de la población tiene un teléfono inteligente, que proporciona acceso a internet y redes sociales. La comunicación digital incrementa cada día y muchos jóvenes prefieren interactuar por medio de dispositivos (a través de internet), dejando de lado la interacción directa. Este fenómeno tiene distintos efectos físicos, psicológicos o sociológicos, algunos más graves que otros. Entre las consecuencias físicas más drásticas se encuentran problemas de espalda por mala postura, el síndrome de ojo seco y otros problemas de la vista. En cuanto a la parte psicológica y del comportamiento, la disociación de la realidad fuera de la virtualidad, así como la adicción al teléfono o nomofobia son algunas de las consecuencias más relevantes.
La nomofobia o miedo patológico a la desconexión tecnológica se relaciona en gran medida al uso desmedido de las redes sociales como forma de comunicación primaria para adolescentes y jóvenes adultos. “La ciberadicción crea un personaje que en japonés se conoce como hikikomori. Este personaje es un enfermo patológico que vive en su apartamento en pijama, pide comida por internet, trabaja online y todos sus amigos están por las redes. Viven en aislamiento real por incluso años, desarrollándose solo en la virtualidad” dice Álvaro Cuadra, docente universitario y experto en el área de análisis del discurso digital. A pesar de esto, el docente Cuadra es optimista en cuanto al tema y sugiere que no se debe optar por una posición radical, como dejar por completo el uso del celular y las redes, simplemente sugiere que debe hacerse un uso responsable y medido.

Álvaro Cuadra, docente de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador. Foto: Angello Marca
Las redes sociales virtuales crecen de forma exponencial y se introducen cada vez más en la vida cotidiana. Entre las más recientes, que se incorporan al campo de las populares junto a Facebook y Twitter, se encuentra Threads. Esta red social apareció el 5 de julio de 2023 y alcanzó más de 10 millones de usuarios en menos de 8 horas. Threads nació por la iniciativa del equipo de Instagram para crear una nueva red social de microblogging. Según reportes de analistas del portal de inteligencia de marketing, Sensor Tower, esta nueva red rompió varios récords de posicionamiento de redes al obtener más de 100 millones de usuarios en sus primeros cinco días.

Nueva red social Threads, logo y nombre completo.
Foto: Angello Marca
Hasta el momento, las opiniones y comentarios sobre la nueva plataforma son de aceptación. La comunidad más joven se encuentra interesada por los servicios que puede ofrecer. Ese es el caso de Camila, quién menciona: “siento que es una red social para pensamientos random o al azar que tenemos los jóvenes actualmente, o también me he dado cuenta de que hacen muchos hilos y cosas así, siento que es más que nada para expresar tus pensamientos personales de una forma libre”

En esta ilustración fotográfica se ve la aplicación Threads de Meta en uso.
Foto: Angello Marca
Sin embargo, el hecho de que esta red social alcanzara tantos usuarios en tan poco tiempo despierta curiosidad e incluso preocupación. Consultamos a la experta en comunicación, Mariana Alvear, docente de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador para comprender mejor cuál es la influencia de las redes sociales en los jóvenes. Ella menciona cómo los jóvenes utilizan estas redes sociales para expresar sus estados de ánimo y demostrar sus emociones a los demás. Por ejemplo, al compartir una publicación que refleje su estado de ánimo, como "hoy me siento triste" acompañado de un emoticón triste, buscan obtener una respuesta o interacción de sus amigos en la plataforma. Esta comunicación va más allá de las palabras, utilizando emoticones e imágenes para transmitir emociones de manera efectiva. La experta sugiere que esta forma de comunicación visual se ha convertido en algo muy importante, pues “no necesitas la palabra como una respuesta, sino un emoticón o una imagen que estaría condensando y transmitiendo el mensaje de un abrazo, por ejemplo”.
La repercusión de las redes sociales en los más jóvenes es motivo de preocupación para algunos profesionales de la salud. La doctora Santillán expresa sus inquietudes sobre el uso excesivo de dispositivos electrónicos y redes sociales en niños y adolescentes. “El distanciamiento social y la falta de interacción directa con la familia y amigos es una de las principales consecuencias. Además, los adolescentes pueden perder habilidades para relacionarse de manera efectiva y sincera en persona. La adicción a la tecnología también es un problema serio que afecta tanto a nivel psicológico como físico”. Su preocupación se encuentra respaldada, “Se ha demostrado que el uso excesivo de la tecnología puede generar una adicción a la misma. Incluso a nivel de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se está considerando como un trastorno. Los niños y adolescentes son especialmente vulnerables a desarrollar esta adicción” comenta la doctora Santillán.
Volviendo al caso de Santiago, quien dice estar consciente del problema que enfrenta, él cree que al ser una manifestación casi extrema de adicción al teléfono, necesita hacer algo al respecto. Esta semana, nos comenta, ha intentado “poner límites propios, cómo dejar de lado su dispositivo móvil al menos durante las comidas y mientras está en clases”. Estos límites, como mencionaba la doctora Santillán y el docente Cuadra, son la base sobre la que debería centrarse el manejo de la tecnología y las redes. Santiago cree que, debido al ambiente actual, en el que la tecnología ocupa un gran espacio, nunca podría ni querría desconectarse por completo, sin embargo sí quiere intentar un manejo más responsable y saludable. Algo que también recomienda para todos los usuarios que podrían estar pasando por una situación precisa a la suya.

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