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“No son 15, son 40”

Autor: Jessica Guayanay


"Montados en sus caballos o en motocicletas, con sus uniformes oscuros y cubiertos el rostro por el casco y el pasamontaña, la Policía dispersaba a los manifestantes. Se acercaban en tropas. Los jinetes demostraban su autoridad desde lo alto y los manifestantes no tenían de otra más que correr. Algunos civiles se paraban en medio de la calle y tocaban sus instrumentos con más fuerza".

Fotografía de Jessica Guayanay. Día 8: Movimiento indígena, estudiantes y médicos acompañan con música la protesta.

El lunes 13 de junio iniciaron las manifestaciones en varias provincias del país. La movilización masiva convocada por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) exigió al presidente Guillermo Lasso atender a los “10 puntos” de la Agenda de la Lucha Nacional. Las principales demandas eran: reducir y congelar el precio del combustible, moratoria de las deudas en la banca pública y privada, derogar los decretos 95 y 151 respecto a la extracción petrolera y minera, asignar presupuesto urgente para el sector de la salud y la educación intercultural, entre otros.


La multitud protestante de El Ejido

¡Viva el paro!

¡Por la resistencia!

¡Fuera Lasso, fuera!


Estas eran las principales consignas de cientos de personas que se congregaban todos los días en el parque El Ejido, para luego caminar hasta el centro histórico de Quito. En el octavo día de movilizaciones las calles estaban abarrotadas de gente. Indígenas, estudiantes, trabajadores, médicos, feministas y activistas recorrían las calles con carteles, banderas, escudos hechos de latas y palos.


Al caminar por la Avenida Patria se podía observar a los miembros de la policía formados en escuadras para cerrar el paso de las calles transversales. Esto sucedió en la Avenida Amazonas cerca del Hotel Hilton Colón. A un costado, militares se reunían mientras los manifestantes gritaban al unísono «¡Únete pueblo, únete a luchar contra este gobierno antipopular!». Sin embargo, algunas personas preferían mantenerse alejados de la multitud y únicamente observaban desde el interior del parque El Ejido, resguardado por policías montados en caballos.

Eran poco más de las cuatro de la tarde cuando los manifestantes llegaban al parque El Ejido y se concentraban en la Avenida 6 de Diciembre frente a la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Las personas aprovechaban para beber agua, bailar y descansar. A pesar del contexto, el ambiente era alegre. Un grupo de hombres indígenas, con su característica trenza y poncho, tocaban la guitarra y cantaban:


No te dejes avecilla, agobiar por la tristeza

No te dejes avecilla, agobiar por la tristeza

Pósate sobre mi pecho o sobre tus alas buenas

Yo cuidaré de que nunca te falte lo que apetezcas

Tendrás el agua más pura y la semilla más fresca.


El albazo “Avecilla” fue entonado por el grupo, mientras jóvenes, adultos y personas de la tercera edad bailaban alrededor levantando sus carteles. El parque El Ejido se había convertido en un espacio cultural. En varios puntos se podía escuchar la música de flautas, tambores y guitarras. Otros pintaban carteles con consignas como: «Material represivo ¿Cuánto costará? Si no hay para nada. ¿Esto es “democracia”?».


Fotografía de Jessica Guayanay. Día 18: Estudiantes se concentran fuera del Seminario Mayor con carteles por la educación y la lucha.

Aquella alegre escena desaparecía cuando empezaban los enfrentamientos con miembros de la policía. Montados en sus caballos o en motocicletas, con sus uniformes oscuros y cubiertos el rostro por el casco y el pasamontaña, la Policía dispersaba a los manifestantes. Se acercaban en tropas. Los jinetes demostraban su autoridad desde lo alto y los manifestantes no tenían de otra más que correr. Algunos civiles se paraban en medio de la calle y tocaban sus instrumentos con más fuerza. Otros se alejaban.


Estaba en la Avenida 6 de diciembre y Avenida Tarqui cuando observé a dos jóvenes sacar adoquines del parque El Arbolito. Los guardaron en sus mochilas y caminaron con cautela entre la multitud, sin embargo, antes de lograr su cometido la Policía los identificó. La gente que miraba de lejos se mostraba contenta por la acción. Así, la movilización avanzó de forma pacífica.


Los días pasaban y más gente se sumaba a la manifestación. En los rostros de algunos se reflejaba la tristeza y en otros la esperanza.


Si es que un gobernante no quiere el bienestar para su pueblo, la desigualdad va a seguir hasta viejos – dijo Cristian Campo, oriundo de Otavalo, quien llevaba más de 15 días en las calles de Quito.


El joven, que acompañaba a sus amigos en primera línea, comentó que su deseo era regresar muy pronto a casa con su familia.


No hay gas doméstico ni legumbres en los hogares


“Si el pueblo no cultiva la ciudad no come”, esta frase leí en el cartel de un joven estudiante de la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador. En varias ciudades del país la escasez de alimentos era noticia de todos los días.


En Quito los precios de los alimentos se dispararon. Y en los mercados escaseaban los productos como: fréjol, arveja, zanahoria, cebolla, papa, entre otros.


Todo ha subido de precio. Y el dinero no alcanza para comprar lo poco que hay y que es necesario para dar de comer a la familia – mencionó Olga Calva, una ciudadana que acudió al mercado del Comité del Pueblo.


 

Por otra parte, durante un recorrido en el sector La Quintana, al norte de Quito, más de 100 personas se concentraban en el exterior de un centro de distribución de gas de uso doméstico. La gente estaba en el lugar desde las cuatro de la mañana a la espera de adquirir un cilindro de gas.


El clima soleado de la capital acompañaba a estas personas, cuyos rostros expresaban cansancio, enojo y preocupación.

Yo tengo el tanque de gas vacío desde hace tres días. El día de ayer mi hermana vino a las dos de la tarde, pero la fila llegaba hasta la otra cuadra. Hubo enfrentamientos con la policía y dijeron que no iban a vender más. Entonces me fui. – comentó Keila Salazar, una joven que esperaba al final de la larga columna.


Como ella, cientos de personas esperaban a pesar del frío de la madrugada y el sol de la mañana. Algunas personas comentaban que no les quedó de otra más que pedir a sus vecinos que les ayuden a cocer los alimentos. Este es el caso de Luis Gómez.


Unos vecinos me han regalado un poquito de gas. Me dicen: “traiga la ollita para acá porque igual yo tengo niños”. Estamos desde ayer sin café y sin almuerzo – comenta Gómez.


En el centro de distribución de gas de uso doméstico “La Quintana” optaron por numerar los cilindros de gas para mantener el orden. La fila de la derecha - quienes aguardaban en la sombra serían los primeros en recibir un cilindro de gas. En cambio, las personas de la izquierda -que no habían alcanzado un turno el día anterior- tendrían que esperar. El sol acompañaba a estas personas durante dos, tres, cuatro y hasta ocho horas.


Ojalá ya se pongan de acuerdo todos para que se regularice todo lo que está pasando – dijo Noemí Chicaiza, ciudadana que esperaba por un cilindro de gas, respecto al diálogo entre el Ejecutivo y representantes del movimiento indígena.

 

Así trascurrieron dieciocho días de protestas, escasez y precios elevados. La gente que se movilizaba en las calles exigía condiciones de vida dignas y sobre todo reducir el precio a los combustibles.

El jueves 30 de junio los representantes de las organizaciones indígenas se reunieron con miembros del Ejecutivo para dialogar. Mientras tanto, en los exteriores del Seminario Mayor la gente empezaba a concentrarse. Indígenas, estudiantes, maestros y trabajadores gritaban exaltados:

  • “No son 15, son 40” – refiriéndose al subsidio del precio de los combustibles. La gasolina extra bajó de 2,55 a 2,40 dólares por galón. Esto tras los rumores de que los representantes indígenas habían aceptado concluir con el paro.



Bibliografía:

Macas, L. (2002). LA LUCHA DEL MOVIMIENTO INDIGENA EN EL ECUADOR. Boletín ICCI-ARY Rimay, No. 37 Recuperado de http://icci.nativeweb.org/boletin/37/macas.html

CONAIE. ¿Quiénes somos? Recuperado de https://conaie.org/quienes-somos/





Editores: Lcdo. Byron Rodríguez y Valeria Ocaña

Docente: María Sol Yépez




Nota:

Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad de los autores y no corresponde a la opinión de MediaFacso.


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